Era domingo (de hecho, el domingo pasado), el tiempo era bueno en Casarrubios. No había sol, sí algo de nubes, pero no había viento que era lo importante. En la última clase, el domingo anterior, había habido viento y la clase fue corta, y practiqué con Dani las tomas con viento cruzado. Pero en esta ocasión no había viento, así que al llegar Dani me hizo ademán de subir con él en la EC-LPI. Acababan de tener prácticas con los que se están preparando para instructores, y él venía con una chica. Me gustó que la afición también seduzca a mujeres…
Inspección exterior, y para dentro que hace un frío que pela. Una vez en marcha, nos vamos para la 08, el viento está hoy al revés de lo normal y ha cambiado la pista en servicio. Me fastidia porque estoy acostumbrado a hacerlo todo por la 26, y las referencias cambian. Despegamos y hacemos un tráfico, y me quejo un poco de las referencias. Dani me dice que me fije más en la pista y que me guíe por ella, y así lo hago. La segunda va muy bien. Hay bastante tráfico. Antes de la tercera Dani me dice que haga otra más perfecta, que quiere que hagamos otros ejercicios hoy, así que la tercera va muy bien, y ahí mismo me dice que me quede, que él se baja. Hostias! La suelta! es hoy!
– «es que las referencias…, que hay mucho tráfico…»
– «no es una pregunta, hoy te sueltas. Estás preparado y es un buen día para ello»
– «Me va a salir bien, Dani, estoy preparado»
Y así, confiado, dejo a Dani en la zona de la oficina para que coja la radio portátil, y yo me voy a la cabecera de la 08. Estoy sólo. Es una sensación difícil de olvidar, pienso que me hubiera gustado que Bego y Sandra hubieran venido hoy para verlo, o que hubiera tenido una GoPro para grabarlo… pero también pienso que igual me hubiera puesto más nervioso. Salgo a la pista, me alineo, gases a tope, 100km/h, roto… Y despego. Yo sólo en la EC-LPI. Parezco un robot, hago el procedimiento de manera sistemática: subo a 120 km/h, a 2.500» quito la bomba, viro al tramo de viento cruzado y sigo hasta 2.800». Nivelo y ya viro a viento en cola. Miro a la pista y veo que estoy a la distancia correcta. Ahora tengo unos minutos en los que sólo tengo que llegar al siguiente punto y ahí es cuando disfruto de verdad. Miro alrededor, fuera y dentro. Sí, estoy sólo.
Llego a base, comunico por radio y viro. Bomba. Empiezo a quitar motor para ir perdiendo altura. Comunico por radio mi viraje a final, quito motor y busco mi senda de planeo. 120km/h. Voy un poco corto y meto un poco de motor. Luego lo quito. Bien alineado, y floto encima de la pista, de hecho más de lo que esperaba, hasta que al final tomo y meto todo el motor. Touch and go. Toma y despegue. Y subo de nuevo, mientras que Dani me comenta desde abajo que bien pero que he flotado más porque llevaba un poco de motor metido, y no me di ni cuenta. Tomo nota para la siguiente. Dani me dice que hacemos dos más y paramos.
El siguiente tráfico que hago puedo decir sin temor que fue mi mejor tráfico desde que empecé a hacer prácticas. A mi altura en cada parte del circuito, comunicando bien, el planeo en senda y sin tocar motor, tomando «en los números» y ni me enteré en la toma. Dani también se dió cuenta 😉
En lo que iba a ser mi último tráfico tuve «esa guinda», y es que dicen que en las sueltas siempre pasa algo. A mi lo que me pasó fué un autogiro que se me coló. En cualquier sitio, que se te cuele alguien molesta, pero nada más. Pero claro, en un avión la cosa no es tan fácil y sobre todo si no eres un piloto, o sea, que te faltan tablas. Estoy en base, sigo a un ULM que pilota un australiano con un acento marcado (pero en español, muy bien!), y mientras él está en final yo estoy en base y comunico. Pero éte tú que un autogiro que entra por la derecha (que no sé si es el Norte o de dónde narices venía) se me mete detrás de él cuando yo estoy virando a final, comunica que entra en final después del australiano, y que «es el número 2». Y yo pienso: número 2?? coño, este tío se me ha colado. Así que bueno, comunico que estoy en final y que soy «el número 3», bajo a 120km/h, lo más despacio que puedo ir, pero me voy dando cuenta de que voy más rápido que el autogiro… «mecagontó, me lo voy a comer, este tío no libra pista…», pienso. y meto el motor, me tiro a la izquierda y comunico que estoy frustrando, y sobre todo que paso por la izquierda. No sé ni si tenía que decirlo, pero pienso que como al «colota» le dé por ir arriba igual tenemos un susto. No le pierdo de vista por si acaso. Y así me hago otro tráfico más. Dani me dice que bien, y que haga otro, y en el último ya me preocupo de avisar bien en qué posición estoy por si me la vuelven a hacer. Aterricé bien, aunque me dijo Dani que lo hice cuando el precedente aún no había librado pista, y que no se puede hacer, hay que frustrar. Yo vi que estaba en pista, pero estaba ya en el último cuarto de pista cuando tomé. Aún así está mal hecho, apuntado. No volverá a pasar. En cualquier caso, revisé los apuntes allí mismo, en el coche, y parece que las incorporaciones al circuito se suelen hacer por el viento en cola, y que los que estamos en base y final tenemos prioridad, así que me da que el «autogiro-colota» lo hizo mal. Lo verificaré con los profes el próximo día.
Y así fué cómo me solté. Todo el día estuve como flotando, y hoy aún tengo la cabeza en ese avión. Es difícil explicarlo a los que no les gustan los aviones, y más aún si no han pasado por ello. Por eso disfruté muchísimo contándoselo a Bego, pero mucho más (de otra manera) contándoselo con pelos y señales a mi amigo Diego por la noche. Él me entendía a la perfección. A él también le soltaron, y a su vez él sóltó como instructor a muchos más. Gracias.
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